En conclusión, éste ha sido un gran viaje. En otras ocasiones nos hemos movido por el sur de Francia, por el camino de Santiago o por nuestra Catalunya. Pero el cantábrico tiene un no sé qué especial. Quizá serán sus prados, sus bosques, ese verde tan omnipresente, ese tiempo impredecible, esas gentes amables, esas playas abruptas, donde las montañas se besan con el mar.
Si no habéis ido, tenéis que ir. Si lo habéis hecho, tenéis que volver. Nosotros hemos visto sitios preciosos. ¡Y los que nos habremos dejado por el camino! Y apenas hemos catado Asturias.
Ha sido un viaje de penurias, a lo low cost, de dormir en el coche y comer de super TODOS LOS DÍAS. De lavarse donde y como uno buenamente puede. Es por eso tan importante la elección de un buen sitio donde acampar.
Pero merece la pena. Quienes amamos descubrir nuevos lugares, vivir nuevas situaciones, explorar montañas, ríos, playas, pueblos y ciudades (quizá esto último un poquito menos) sabemos que todas esas dificultades son el precio a pagar por vivir una experiencia de éste tipo. Y merece la pena.
Hemos tratado de capturar todos estos momentos (Ay, el ser humano) con fotografías y escritos. Pero jamás se asemejará a vivirlos. Puedes ver fotos preciosas de Gaztelugatxe (por citar un ejemplo) pero jamás sabrás lo que es hasta que no vayas. Así que, ya sabéis, tenéis que ir. Carretera y manta.
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