Parque Natural Izki (Álava / Araba, País Vasco / Euskadi)

DÍA 6.

El Parque Natural Izki, en Álava / Araba, es uno de esos parajes que merecen una semana entera. Es un sitio genial para acampar. El aparcamiento es de tierra, hay baños muy bien cuidados, asadores, mesas y un gran parque de juegos para niños. Y hay un montón de rutas por hacer. Desgraciadamente, sólo tuvimos un puñado de horas de explorarlo.

El sitio de recreo (así se le llama) se encuentra muy cerca de la localidad de Korres (si queréis llegar con el GPS introducidlo como Corres). Así que en cuanto nos familiarizamos con el entorno, nos fuimos a pasear un rato.

De vuelta al campamento, no pudimos evitar jugar un rato con los cacharros para críos: columpios, balancines... Y no puedes evitar sentirte un poco ridículo. Pero llega un momento en que te dices "¿Y qué más da?". Al fin y al cabo, como muy bien dijo María José (aunque en otro contexto), "nos hacen viejos".

En definitiva, después del paseo, nos aseamos, cenamos y nos pusimos a dormir.


DÍA 7.

En cuanto recogimos el campamento, tocó el difícil momento de pensar que esa misma noche tocaba dormir en casa. El viaje estaba llegando a su fin. Pero aún quedaba una última parada: el Monasterio de Piedra, en Aragón.

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Vitoria-Gasteiz (Álava / Araba, País Vasco / Euskadi)

DÍA 6. Nos despedimos de la Playa de Guadamía con melancolía. El sitio era precioso. Y el viaje estaba llegando a su fin. Tras unas horas por la A8, siempre acompañados por la lluvia, llegamos a Vitoria Gasteiz, en Álava / Araba.

Es una ciudad digna de visitar. Su casco histórico es precioso. Si no nos hubiese llovido todo el tiempo estoy convencido de que la habríamos disfrutado mucho más. Aun así, el parkímetro, igual que en Bilbao, determinó el tiempo que pasamos en esta ciudad.

Una visita 100% recomendable. Aun así, nuestro viaje tenía que continuar. Íbamos bien de tiempo pero fuimos tirando directamente hacia el Parque Natural Izki, muy recomendable también.

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Playa de Guadamía (Asturias)

DÍA 5.

Tras tantas aventuras y la desesperación de rondar por los alrededores de Ribadesella con el coche en busca de un sitio donde acampar, desandamos parte del camino porque María José recordaba haber visto alguna señal de camping o playa. Y fue así como encontramos el enclave de Playa de Guadamía.

Tras cenar viendo el mar, nos llevamos el coche hasta la punta del acantilado y lo aparcamos al lado de una furgoneta con la que terminaríamos pasando la noche. Y allí descubrimos los bufones: cráteres que atraviesan las rocas hasta el mar y que, con el compás de las olas, expulsan el aire a presión, simulando el soplido de un gigante. Cuando hay mar revuelta, escupen agua como un géiser. Eso sí, aunque nos llovió por la noche, no llegamos a poder ver éste fenómeno.





Nos asomamos al acantilado y nos pasamos un buen rato observando.

DÍA 6.

Tras una noche de lluvia, nos levantamos con el chirimiri y paseamos un rato por los acantilados. Realmente recordaba a un paisaje escocés. Al despedirnos, decidí que éste era un buen sitio para abandonar mi única bota (¿recordáis que perdí una cerca del bosque de Oma?) y entregarla como tributo al Cantábrico. Quién sabe, quizá hasta instauro una nueva tradición.

En definitiva, ya tocaba ir pensando en la vuelta y para ello habíamos reservado la hermosa ciudad de Vitoria Gasteiz. Así que para allá que nos fuimos. Y así nos despedimos de Asturias. Nos faltó tiempo.

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Ribadesella (Asturias)

DÍA 5.

Después de playa y montaña, nos fuimos a la que debía ser la última visita del día: Ribadesella, en Asturias. Veníamos por una recomendación pero, francamente, no termino de compartirla con esta visita. La ciudad está bien, el casco antiguo también... Pero habiendo visto playas, montañas, pueblos y ciudades tan hermosos... no sé. Digamos que Ribadesella deja un poco que desear. Aun así, lo exploramos igualmente.

Se nos estaba haciendo tarde y necesitábamos un sitio donde acampar. Es decir, donde plantar el coche. Donde no molestáramos a nadie y nadie nos molestara. Así que nos fuimos dirección a unas cuevas y fue un fracaso. Nos desviamos hacia una iglesia y tres cuartos de lo mismo. Son rutas más para hacer a pie que en coche. Carriles en los que apenas cabíamos. Eso sí, desandando un poco de camino, llegamos a un sitio maravilloso: la playa de Guadamía. De hecho es un sitio tan impresionante que le dedicaremos el próximo capítulo y todo.

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Fuente Dé (Cantabria)

DÍA 5.

Tras la ruta nos fuimos para Fuente Dé. Cabe comentar que no es un pueblo. Consta de un parador nacional y el teleférico que te lleva a lo alto de las montañas. Salva una altura de unos 800 metros y el recorrido dura unos 3 minutos. Desgraciadamente, los 16€ por cabeza que pedían por el viaje de ida y vuelta se nos salían de presupuesto. Las vistas desde tan arriba y desde el mismo teleférico tienen que ser alucinantes.

Aun así, ya que estábamos allí, aprovechamos para acercarnos a las montañas y a los animales que allí pastaban.

Como ya se nos terminaba la tarde, fuimos hacia la última destinación del día: Ribadesella, con la intención de, tras visitarla, encontrar un sitio donde pasar la noche. Últimamente estábamos acertando.

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Ruta Camaleño - Los Llanos (Cantabria)

DÍA 5.

Con la sidra y los choricitos a la sidra de Potes todavía correteándonos por el estómago, nos fuimos para Camaleño a echar una rutilla por la montaña hasta Los Llanos. Hablamos de media horita de camino. Aunque, a quién vamos a engañar, con el solazo que caía de ida tardamos mucho más que de vuelta. Además, de vuelta era bajada.

Eso sí, mereció la pena. Las vistas, como siempre por la montaña, fueron agradecidas. Y más en un día soleado.

En Los Llanos aprovechamos para refrescarnos un poquito en el río. ¡Hay que ver cómo picaba el sol! La verdad es que nos quemamos un poco y todo. Una vez de vuelta a Camaleño y al coche, nos fuimos en dirección Fuente Dé.

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Potes (Cantabria)

DÍA 5.

Nuestra intención era ir hacia los Picos de Europa, en Asturias, pero antes teníamos que pasar por Potes puesto que nos lo habían pintado muy bien. ¡Y vaya que sí! Es una visita muy recomendable.

Aprovechamos para comer. Unos choricitos a la sida bañados... en más sidra. Para bajar un poco la comida decidimos hacer una ruta montañera sencillita, sin pretensiones. Así que nos fuimos hacia Camaleño para llegar por la montaña hasta Los Llanos.

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San Vicente de la Barquera (Cantabria)

DÍA 5.

La noche anterior, del día 4, tras recorrer pueblos y ciudades de Cantabria, terminamos en San Vicente de la Barquera y acampamos en la playa, junto a varias caravanas. Cabe comentar que los baños estaban cerrados por fin de temporada.

Al día siguiente exploramos la localización y es necesario decir que es muy bonita. Si estáis por Cantabria, merece la pena que paseéis por su casco antiguo. La iglesia y el castillo os gustarán. Y desde la iglesia veréis unas vistas que os recordarán a los Alpes suizos.

Tras recorrer el pueblo, nos apetecía un poco de montaña, así que nos fuimos para Potes.

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